Crítica: Peppa Pig y las Botas de Oro

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Crítica: Peppa Pig y las Botas de Oro

Últimamente consumo bastante cine, en gran medida cine para niños y he decidido que no me lo puedo quedar para mí solo. Voy a empezar a publicar mis críticas para que a los padres, tíos y tutores legales sepan lo que les espera. Perdonadme si soy especialmente crudo o si me excedo en la utilización de calificativos malsonantes pero hay veces que tienes que desahogarte y mejor delante de vosotros que delante de los niños, para que luego digáis que nadie piensa en los niños.

Empecemos por decir que no se trata de una película en sí misma, en realidad es empaquetar cuatro capítulos autoconclusivos y largarlo a las salas de proyección igual que el que larga uno a su cuñado el vidrio cuando se va para que lo recicle.

La Familia Pig

Papa Pig

No tiene nombre, o al menos no trasciende en lo que yo he podido ver. Es un cerdo obeso con las patitas y las paletillas muy finas, lo que es contra-natura y un desperdicio.

Tiene nombre de mafioso del sudeste asiático y puede que lo sea, ya que lo único que se le ve hacer en la película es leer el periódico, arreglar una bicicleta y saltar en los charcos… vamos, el dolce far niente. Esto no justifica los ingresos para mantener una casa, un descapotable y pagar visitas culturales y taxis como si no hubiera un mañana.

Mama Pig

Partimos de la base que no hay una emancipación demasiado clara, tal vez sea por el origen sajón de la serie, pero en nuestras fronteras sigue resultando raro que se adopte el apellido del marido. Tal vez de soltera fuera Mama Cerda o Mammy Mc. Gorrina, pero sólo podemos elucubrar.

Es un ama de casa aparentemente responsable pero esconde algo más. En la película vemos como salta de una avioneta e incluso hace un aterrizaje en medio de la selva. Seguramente Mama y Papa Pig se conocieran cuando ella entregaba cargamentos de droga en las pistas cortas de Sinaloa a espaldas del gobierno Mexicano y de la CIA.

Por aportar algo más sobre este personaje decir que tiene el genotipo “campana” de muchas mujeres y, por lo que parece, de otros animales antropomorfos.

Peppa Pig

No sé muy bien qué cojones le pasa a esta criatura. Para empezar tiene una tendencia antinatural a cantar en cualquier momento y encima canciones que se inventa, que no es que se arranque por Bisbal o Mötley Crüe,  son letras de mierda sin ninguna ligazón ni casi estrofa. Básicamente un estribillo con un puente y siempre la misma melodía.

Otro motivo para pensar que consume droga es que con frecuencia sufre convulsiones, ataques de risa masivos con el resto de sus amigos algo que podríamos relacionar con el consumo implícito de peyote.

La criatura en cuestión es insoportable, tiene la voz chillona y andares raros.

George Pig

El hermano pequeño. Un personaje plano y sin recorrido, las pocas líneas de guión que le suelen conceder resultan casi siempre sobreactuadas.

 El pueblo de Peppa Pig

Resumiendo mucho se trata de una especie de isla del Doctor Moreau habitada por seres antropomórficos, tal vez mutaciones de algún loco que quiso jugar a ser Dios.

La comunidad está compuesta por animales y mantienen un equilibrio bastante artificial de la cadena trófica en la que los carnívoros van al colegio con los herbívoros, es como si hubieran sufrido algún tipo de alteración genética que les privase de sus instintos naturales.

Mi teoría es que tras este universo un tanto distópico se encuentra una firma de cosméticos, una de esas que hacen tests con animales. Esto no lo digo porque sí, me baso en el hecho de ver a todos independientemente de su especie y género pintados bien de colorete, además todos los personajes sin excepción padecen obesidad lo que podría estar relacionado con la anulación de los instintos.

La orografía del terreno es muy compleja, pero por algún motivo todas las viviendas se construyen en lo alto de colinas 2D. No parece lógico salvo que exista algún riesgo de inundación o riada.

Análisis de Peppa Pig Las Botas de Oro

No hay por dónde cogerla: carente de ritmo y de intensidad. El formato elegido basado prácticamente en cortos que no guardan relación unos con otros no termina de enganchar.

El guión es denso, los personajes no resultan creíbles en ningún momento. Mención especial de nuevo para George Pig que empezó una carrera muy prometedora como cerdo prodigio, pero se ha convertido en otro juguete roto de la industria. Encasillado en su papel apenas podríamos verle haciendo ya de cerdo vietnamita.

Papa Pig no está mucho mejor, histriónico y recurriendo siempre a los recursos más sencillos. El gruñido que le catapultó a la fama se está convirtiendo en una muletilla que emplea un actor sin talento. Un pena, lejos quedaron los años de gloria en el teatro.

Cerraremos el repaso al elenco con Peppa Pig, hace años que vemos venir su declive. Cada vez más fuera de todo peca de divismo y sus malas compañías le auguran un final similar al de Milley Cyrus, Britney Spears o la malograda Nadiuska. Triste… muy triste.

Las tramas empiezan con la sustracción por parte de la señora pata de las “botas de oro” de Peppa en un descuido en el que todos los cachorros infernales se despistan y, por un momento, vuelven a comportarse como animales descalzándose.

La persecución por tierra, mar y aire (incluso fuera de los confines terrestres utilizando un cohete casero) resulta poco creíble, incluso peregrina en algunos pasajes. No es una road movie ni es un drama intimista, se queda a medio camino y fracasa estrepitosamente.

Después de ahí todo es caer, pretextos y tramas auxiliares para mayor gloria de la cerda prodigio. Calabazas gigantes arrastradas por helicópteros, saltos en paracaídas e incluso un delirante aterrizaje en la cima de una montaña son sólo artificios para mantener la tensión del público.

Lo mejor:

Poder volver a ver a la Señorita Rabbit en acción. Es un personaje ninguneado por los guionistas, pero que trasluce mucha verdad. Workaholic, con un punto de tortura interna y adicta al sexo como buena coneja, consigue con su actuación sacarnos de lo anodino.

Lo peor:

Es difícil destacar una sola cosa, pero me quedaría con el hecho de haber aparcado debajo de una morera con varios nidos de estorninos que me dejaron el coche asqueroso

Valoración: 1/5

 

 

 

By | 2016-11-14T13:52:49+00:00 noviembre 13th, 2016|

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