No es un secreto para nadie que el Teletexto es la piedra angular de la comunicación, que ha sabido sobrevivir a los cambios de paradigma de los mass media y sigue manteniendo su estatus de Internet para jubilados (de esto ya se habló en este mismo foro).
Tampoco es un secreto que usar el término “mass media” en serio manda cojones o que las patatas al jamón no han visto un cerdo ni por videoconferencia.
Confieso que con la llegada de la TDT temí ante la perspectiva de perder para siempre el Teletexto, pero afortunadamente sigue entre nosotros y con más pujanza que nunca. Una de las funcionalidades que lo han convertido en imprescindible es la traducción en tiempo real de nuestros programas favoritos y el de María Teresa Campos. Afortunadamente y para regocijo de gente rarita como el Chache y las personas con deficiencias auditivas, pero con las ganas de cachondeo integras, basta con pulsar un botón para convertir cualquier emisión gris y anodina en una experiencia llena de color y matices. Como esto frío no vale nada, lo voy a demostrar con unas cuantas fotos que ilustren esta reflexión que podría suponerme un Pulitzer.
Canción en inglés
Se traduce todo lo que se va diciendo, todito, y a veces se añaden cosas del coleto del propio traductor. En este caso que nos ocupa, el artista anteriormente conocido como Enrique Iglesias, deleitaba a un auditorio abarrotado con una de sus populares y bailables tonadas.
Aquí, el voluntarioso traductor (al que me gusta imaginar como un señor de Zamora con un bigotito fino, aunque supongo que será un software) dimite, decide que es una canción en inglés, aunque si fuera en castellano tampoco creo que hubiese tenido cojones para traducirla, a este pollo se le entiende tan mal como a todos los miembros de su familia.
El humor clásico de Arévalo (mejor leído, la verdad)
Otra de esas lacras que hemos tenido que sufrir durante unos interminables 50 años, es el humor chusco y onomotopéyico de Arévalo. Este señor que tanto daño ha hecho al colectivo de los gangosos a los que ha pintado siempre como un especie de tartamudos con tics bastante extraños.
En algún momento, este tío decidió darle un respiro a los gangosos y decidió poner su foco en los mexicanos, que no sé yo que le habrán hecho.
Acento mexicano y ebrio, mi teoría sobre el señor de Zamora empieza a ser cada vez más plausible. El software fabricado después de 1990 ya no incluye los términos: ebriedad, autogiro ni pensión.
Por cierto: aquí en directo los cojones, que este señor está hecho un pimpollo (grimoso, pero pimpollo)
Conde sobres
Los deportes son otro filón, recomiendo encarecidamente que pongáis los subtítulos y que bajéis la tapa del retrete (por la cuenta que os trae).
Aquí vemos la crónica del partido de Copa en el que el Atleti le dio un soberano meneo al Madrid. Para los cronistas de La Sexta, los blancos estaban desbordados “conde sobes” en el área. Pues no sé si están insinuando que hubo algún tipo de corrupción arbitral o están poniendo un mote nobiliario a uno de los centrales, yo que sé, pero tampoco me importa demasiado.
Los followers
Aquí podemos ver que el locutor es un gran aficionado a Twitter y por eso nos comenta que algunos de sus seguidos, a los que supongo que tendrá en una lista o algo, llegan sin perder el Atlético de Madrid. Vamos.que cuando juega el Atleti ni tuitean ni nada.
Por cierto: me declaro fan de la publicidad estática. Eso de “ola queremos ser tu energía (o ke ase)” me enamora.
El descapotable creciente
Para cerrar con el derbi madrileño y los deportes de La Sexta, vemos un caso fascinante que es más digno de uno de esos programas de “paranormalidades”
Resulta que a este chico, cuando le recuerdan que no rasca bola le crece el descapotable. A lo mejor simplemente es que cuando juega mal se compra un cabrio más grande, que con lo que les gustan los coches a los fubolistas también podría ser.
Alergia al algodón
A este joven del pelo lacio, el traductor si que le ha pillado la letra. Bueno, más o menos. En realidad, donde decía: “he mojado mis sábanas blancas recordándote” el ha entendido “enojado mis sábanas blancas recordándote”
No te pongas así, hombre, mira el lado bueno: con un poco de suerte te acuestas en las sábanas blancas de mala leche y te levantas como el otro, con un Cabrio muy hermoso aparcado en la puerta.
Todoman
Seguimos con el tema lírico patrio, en este caso el zamorano parece no ser un gran fan de la rumba. La canción Sarandonga (una puta mierda, cuchibirí, cuchíbiri) que no tiene sentido ni pa dios, dice: “cuando yo tenía dinero, me llamaban Don Tomás (bis). Ahora que ya no lo tengo, me llaman Tomás ná más”
Pues resulta que aunque para la Sonora Matancera fuera Don Tomás en los 50, para la mayor de Los Flores el potentado Tomás debía ser un puto super héroe. Todomán al que le picaron todos los insectos radiactivos y sufrió todas las radiaciones, no sólo las gamma, de la alfa al omega.
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