Lavar el coche es igual que peinar un perro

//Lavar el coche es igual que peinar un perro

Lavar el coche es igual que peinar un perro

Lavar el coche es la misma estupidez que peinar un perro. Siento ser tan categórico y bien sabe el cielo que no quiero yo perjudicar a los limpiadores de coches y, ni muchísimo menos,  a los peinadores de perros.

El coche y el perro son dos cosas que están en permanente contacto con el suelo. El suelo, a su vez, por complicadas cuestiones físicas relacionadas con la gravedad y lo guarra que es la gente, es el lugar al que va a parar toda la mierda. Ergo, limpiar una cosa o un perro y ponerlo de nuevo en el lugar donde esta la porquería es trabajo perdido.

Lavar el coche y peinar un perro son dos cosas que podemos hacer nosotros mismos cualquier domingo. Para el coche basta con ponerse una camiseta guarra de la “VII Carrera Popular de Villamanta 1993” (un misterio, ya que ni uno corre ni ha visitado nunca esa hermosa localidad). Después te diriges a una gasolinera con compresor, si eres tímido compras chicles para que te den cambio pero si eres un viva la virgen y un descarado pides cambio a lo loco y te vas en plan chulito.

El compresor para lavar el coche tiene cinco programas: prelavado, enjabonado, encerado, tratamiento con agua osmotizada y aclarado. En todos los casos es la misma tontería: agua a presión con más o menos jabón, ¡a mí que no me jodan con la ósmosis que ya no creo en los Reyes Magos!.

Dicen que para el lavado a presión debes mantener una distancia hasta la chapa de 15 centímetros. Yo no sé que comerán las palomas en Japón o en Alemania, pero en España cagan una suerte de engrudo-cola blanca-mortero cola que no lo quitas a menos de 1 centímetro (o con un formón o un lanzallamas)

Luego te vas con el coche mojado y, antes de salir de la gasolinera, ya has bajado la ventanilla por costumbre con lo que has dejado un cerco, ¡bien hecho!

Si eres un jubilado o posees un Ford Orión, todo lo dicho anteriormente no aplica: basta con una palangana azul y una esponja para limpiar el coche en el mismo sitio en el que está aparcado y del que sólo se mueve para pasar la ITV (en el mejor de los casos) .

Los perros no tienen ventanillas, pero en lo que tardas en cepillar el sedoso pelaje de tu can, pasa un gato o un cartero y ya la has jodido: sale corriendo a medio peinar y sin llevarse una rebeca ni nada.

Las madres perras nunca les dicen eso de “llévate una chaqueta que luego refresca” ni lo de “¿te has quedado con hambre? ¿te frío un hueso?”. De ahí que ser un hijo de perra sea un insulto horrible.

By | 2014-08-18T12:14:22+00:00 agosto 18th, 2014|

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