Estos textos que con una regularidad caótica escribo aquí, suelen tratar de cosas como cuñados, internet, furgonetas, porteros de finca urbana, de aceitunas rellenas, pezoneras cromadas o de lo que me sale de las pelotas.
Esta vez he decidido darle un giro al formato (al principio le di un giro al portátil, pero me sentía un poco gilipollas escribiendo así). Voy a publicar una serie de entrevistas a personas normales, a la gente que suele ser protagonista de mis posts indirectamente.
Abriré este ciclo con una persona que todos conocemos, es anónimo aunque universal, pero no es el Lazarillo de Tormes: se trata de ese tío que aplaude en el cine.
(P) Buenas tardes.
(R) Hola, encantado también.
(P) A ver si nos entendemos. Yo encantado no estoy, no me toques los huevos desde el principio.
(R) Igualmente.
(P) Vale, da igual. Empezaré con el formulario. ¿Desde cuándo te dedicas a aplaudir en el cine?
(R) Profesionalmente ocho años, pero ya desde pequeño hacía mis pinitos.
(P) ¿En serio?
(R) Sí, mi madre siempre lo cuenta. Mis hermanos no querían más que el balón, pero es que yo me volvía loco con lo de aplaudir en en cine. Me ponía el vídeo de Pluto en un Cinexin que me echaron por reyes y le daba a la mano como un loco.
(P) En la industria de tocar las pelotas en el el cine hay una gran competencia, está muy madura, pero no sólo en el área de aplaudir al final. ¿Siempre te has dedicado a eso o empezaste en otra rama?
(R) Bueno, se podría decir que he tocado todos los palos. Empecé siendo de los que tosen en el peor momento (y dicen que no se me daba mal), después durante un tiempo probé con otra disciplina muy popular en aquella época: desenvolver caramelos envueltos en celofán muy despacito.
(P) ¿Por qué lo dejó?
(R) A ver, es un tema muy sensible para mí. Tuve una lesión con un Ferrero Roché en el mejor momento de mi carrera. Intenté recuperarme en el extranjero (viendo películas en versión original) pero mi pulgar izquierdo nunca fue el mismo.
(P) …Pero no te rendiste, ¿eh, cabronazo?
(R) ¡Jamás! Simplemente busqué una reconversión, un nuevo camino. Todos los días doy gracias al señor por haberme iluminado.
(P) No me esperaba este misticismo, francamente.
(R) ¿Mistiqué? Yo me refiero al acomodador, que llevaba un linterna.
(P) Entiendo. Como profesional del aplaudimiento ¿Quiénes son tus referentes?
(R) Sin lugar a dudas Wilson Ortega, un auténtico figura. A nivel nacional destacan muchísimo Jordi Torregrosa, Paco “frascales” Martín y Hugo Menéndez, que es un chaval nuevo con muchísimo futuro.
(P) ¿Un consejo para los que están empezando?
(R) Que no renuncien a su sueño, con perseverancia se puede lograr abrirse paso. Técnicamente es muy importante que tengan en cuenta el terminar las palomitas antes de que empiecen los créditos, es un error de principiante que te pillen con las manos llenas de maíz.
(P) Para cerrar me gustaría que dejases una pregunta para la próxima entrevista.
(R) A ver, a ver… Ah, vale. ¿Cómo se llama la cuchara esa con una palanca que se usa para hacer bolas de helado?
(P) Muy bien, pues esto es todo. Eso sí, me gustaría advertirte que si se te ocurre aplaudir ahora lo mismo te vas caliente.
(R) ¿Esto dónde lo dan?
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