La revolución digital ha hecho que seamos como nuestros padres pero escribiendo en la tele. Al menos esto es lo que pensaría una criatura alienígena que no supiera lo que es un ordenador pero sí lo que es una tele. Partimos de una tesis de absoluta mierda porque damos por sentado que a los alienígenas les importa un carajo lo que andemos haciendo aquí, pero como este blog es para que lo entienda la gente normal, pues ponemos ejemplos que las personas normales podamos entender.
Lo que no ponemos en este blog es aperitivo con el vermú. Puede parecer que somos un poco agarrados y la verdad es que lo somos, pero lo camuflamos de europeismo cosmopolita y matamos dos pájaros de un tiro ya que quedamos de gente sofisticada y nos endiñamos la bolsa de cacahuetes de a kilo de Makro entera.
Ah, lo de conseguir cosas de Google. Pues básicamente lo que hay que hacer es pedírselo. Si tienes uno de esos altavoces inteligentes se lo puedes decir, pero a mí me gusta más escribirlo en la barra del buscador (siempre he sido más de barra). Esto me da muchos buenos momentos porque me permite saber qué es lo que buscan otras personas.
*Nota: habrás notado que antes hablaba en plural y ahora en singular. Será mejor que no preguntes si no quieres obtener respuestas que te puedan comprometer en un hipotético proceso judicial. ¡Aquí no hay nada que ver!
Haciendo la búsqueda: “Cómo se mata a…”
Este epígrafe no tiene nada que ver con la nota aclaratoria precedente. Una de las cosas que más se busca en Google es cómo quitar de tu vista a determinados seres vivos que, por el motivo que sea, nos están tocando los cojones. Lo que he hecho ha sido introducir la cadena de texto: “Cómo se mata…” y dejar que el algoritmo haga su magia.
Si hubiésemos tenido acceso a las autopistas de la información en el pasado no buscaríamos cómo matar caminantes blancos, arañas o a Papu Papu (a no ser que ese fuera un cacique de un clan rival). Lo que nos preocuparía serían las enfermedades infecciosas, la excomunión, esos musulmanes que habían venido de vacaciones a Cádiz y ya están llegando a Gijón…
Con la vuelta al modelo de vida natural nos encontramos con una generación de neo-rurales que no están en absoluto preparados. Gente medio imbécil que tiene que buscar tutoriales en Internet para darle pasaporte a un cerdo o un conejo. ¿Qué es lo siguiente? ¿buscar un podcast sobre ajustes de cuentas por temas de lindes?
Los vecinos son un coñazo y siempre nos hacen cosas. Cosas desagradables, no como las del porno. En el porno las vecinos y vecinas son adonis (no Andonis, eso solo si es euskoporno) y ninfas que se se quedan atrapadas con medio cuerpo fuera de la ventana y llevan falditas cortas. Los vecinos no llevan faldas cortas pero están muy cachas y van sin camiseta todo el año (con esta definición podrían ser Andonis, la verdad).
Haciendo la búsqueda: “Mi vecino me…”
Para ratificar lo que decía sobre el vecindario miro lo que le hace a la gente normal sus vecinos. Como verás no hay mucho sexo en la comunidad, más bien lo que hay son problemas.
Como soy así me gusta jugar con mis propias reglas, igual que el Real Madrid pero intentando no dar tanto repelús, voy a imaginarme una historia en la que la misma persona es la que hace todas las preguntas.
Ceferino Martínez, natural de Béjar, repara en que el test de velocidad de su ordenador Asus no le da más de 10 megas de bajada y él está pagando por 100. ¿Qué es lo que hace? pues chivarse a Google (date cuenta que no pregunta; asevera)
El vecino en cuestión pasaba por delante y pilla a Cefe infraganti, con lo que le da una colleja que se escucha en Portugalete y le dice que la próxima vez que venga con esas le corta el agua.
Ceferino se vuelve a chivar a Google y el vecino, que es muy bruto pero tiene palabra, le corta el agua. Luego le quita terreno y le mete una denuncia por teclear a toda leche después de las 12 de la noche. Después de esto le roba la luz, le raya el coche, el terreno y hasta el agua.
Algo que se habría arreglado de forma civilizada y se complica por culpa de la nuevas tecnologías (o buscando mejor).
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