Odio a este tío de la barba y creo que me sigue.

//Odio a este tío de la barba y creo que me sigue.

Odio a este tío de la barba y creo que me sigue.

Llevaba mucho tiempo sin escribir por aquí y lo hago porque me siento impelido. También me siento con la pierna así, pero si me quedo mucho rato se me duerme el pie. Es rara esa sensación de tener los pies dormidos.

A lo que iba que me lío. Escribo impelido y con el pie así para decir que hay un hipster con barba y algo parecido a un tupé al que veo por todas partes (sí, me he asegurado que no siempre es el mismo). Para que sepáis de quién os hablo os pongo unas fotos.

Aquí está leyendo un periódico que se llama “Negocios” eso es para que se sepa que lee cosas sobre negocios. También lleva unas gafas ridículas de un color indeterminado sin ninguna justificación posible.

Aquí lo tenéis en lo que parece el momento de cagar pero con un filtro de Instagram. Tiene la vena de la frente gorda, se ha quitado la chaqueta y se ha remangado para una mejor gestión del momento higiénico.

En esta instantánea está pelando la pava con su colega. Ha abierto un gráfico al azar y se ha traído todos los gadgets que tenía para aparentar una mayor productividad pero lo cierto es que está en un puto parque.

Aquí se van para dentro porque se ve que ha refrescado y como llevará los tobillos al aire se le quedarán tiesos.

¿Dónde va a parar? muchísimo mejor dentro del Starbucks. Él no tiene la clave del wifi así que tienen que ver los videos de YouTube en el teléfono de ella que todavía conserva algo de su tarifa de datos.

Como el Whatsapp le va tan de culo que no puede ni ver las fotos ha salido a llamar a un colega. En la imagen vemos que se ha vuelto a poner la americana, menudo trajín (literalmente porque es un traje pequeño) y está diciendo: “¿Qué pasa máquina? a ver si te pasas por el gym, mariquita, que no se te ve el pelo ¡Figura!”

“No tiene importancia, es natural y les pasa a todos alguna vez”

La problemática.

Este señor del que os acabo de hacer una breve semblanza, trabaja como modelo de fotos de stock libres de derechos. Como yo las uso para mis mierdas tengo que ver su asquerosa cara de bebedor de latte macchiato todo el puto tiempo. Esto ya sería malo, pero es que me he dado cuenta que me está stalkeando de mala manera ¿no me creéis? vale, pues vosotros los habéis querido.

Entrevista para el Banco de España.

Había terminado mi dura jornada de trabajo y empezaba a ver los tuits repetidos (bajo ningún concepto quería volver a encontrarme a la enajenada que chupa retretes de avión como si fueran sellos). Pensé que podría poner una lavadora de blanco o replantearme mi futuro y como el futuro no hay que tenderlo, pues me fui a lo fácil.

Me dije: “¿y si haces una entrevista en inglés para el Banco de España?” pero no me contesté porque no hablo solo, NO ESTOY LOCO ¿VALE? Pero reconozco que la idea me sedujo así que lo busqué en Google, el oráculo, el cuñado global.

Hete aquí que me veo en la web de Fyne leyendo un interesantísimo post sobre el tema cuando de pronto reparo en el hipster rubiales al teléfono. Me digo: “Joder, anda que no es grande Internet para dar con este tío aquí ¿no?” pero no me contesté, ya sabes. Me largué algo escamado.

Prevención de caída del cabello.

Por azar o brujería se me activó la webcam y me encontré con mi imagen reflejada. Tal vez fuera psicosomático o tal vez por la iluminación cenital, pero la cosa es que me vi algo menos de pelo en la parte superior del cráneo. Constatado este extremo emprendí la búsqueda de algún bálsamo en la red de redes que ayude a frenar la batida en retirada de mi frondosa cabellera en dirección a mi pecho hirsuto.

¿Google, algo para lo mío? como por ensalmo se abre ante mi atenta mirada la web  The Salute Beauty. En un profundísimo post titulado: “Combate la caída de tu cabello con ampollas Pilfood…” pero no lo leí por dos razones:

  1. Lo de ampollas Pilfood y puntos suspensivos al final me hicieron pensar en alguna rima maliciosa.
  2. Otra puta vez salía el tío este y me estaba poniendo de muy mala hostia.

A estas alturas ya estaba escamado como el culo de la joven semitrucha de Andersen. Salí a escape.

¿Necesito ayuda psicológica?

A lo mejor me estoy volviendo paranoico, de todos es sabido que hay sosías y doppelgänger por todas partes. Lo mismo me estaba enfadando muchísimo con dos tipos idénticos que habían elegido, por azares del destino, emprender una misma carrera como modelos fotográficos. Esta explicación tenía bastante empaque así que me pregunté: “¿por qué eres así Miguel?” y la pregunta me pareció demasiado concreta así que intenté partir de la generalidad y luego ir profundizando.

Meto en Google la siguiente cuestión: “¿por qué los hombres son como son? De nuevo la respuesta en forma de blog y de nuevo el desgraciado este o su alter ego, para este momento yo ya me cagaba en todos los padres potenciales de tipos tirando a nórdicos, con barba, frioleros y en una franja de edad entre los 33 y los 44 años.

Un regalo para el psiquiatra.

El artículo no me sacó de muchas dudas pero como uno es muy detallista decidió hacerle un regalo al redactor, que a buen seguro es psiquiatra porque se nota que está escrito con las piernas cruzadas y asintiendo mucho con la cabeza.

Pensé en comprarle un jamón o un cigüeñal, pero uno sale muy caro y el otro me lo comí metido en pan. Le di un par de vueltas a la cabeza y decidí que una tarjeta con un tope máximo de inversión de 4 euros estaría bien. Pues no os vais a creer lo que me encontré…

Creo que necesito unas vacaciones.

Decidido: me voy a tomar por culo. Fuerteventura me parece el destino ideal porque está lejos, hace calor y la gente con barba suda por la cara así que voy a buscarme una cabina árida en la que reposar estos cansados huesos y hacer un Digital Detox porque, después de escribir “cabina árida” y “Digital Detox” es evidente que lo necesito.

Pues… a la mierda.

 

By | 2019-03-25T21:15:42+00:00 marzo 25th, 2019|

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