No lo son y no lo serán nunca, por mucho que se empeñen. Están bien si acompañan un plato de salpicón de pulpo, ensalada campera o un Martini pero no tienen entidad propia de aperitivo.
¿A alguien le parecería lógico que le sirvieran un platito de perejil con la caña?, ¿existe una sola persona en el mundo tan desnortada como para aceptar, de buen grado, medio limón con un chato de Rivera del Duero?
Creo que deberíamos organizarnos para evitar que se siga dando esta situación injusta que atenta contra la gente de bien y los valores de la dieta mediterránea. Sueño con una marea que ocupe las calles alzando sus vasos de cerveza y gritando consignas como: “tabernero, cabrón, queremos picar lacón” o “illa, illa illa, que “rule” la ensaladilla”
“I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: “We hold these truths to be self-evident, that olives are not apetizer.”
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